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viernes, 15 de junio de 2012

Pueblo Ogiek





Los ogiek han vivido desde tiempos inmemoriales en Mau, una selva de montaña que se eleva sobre el valle del Rift en Kenia. Viven de la recolección de plantas silvestres y de la caza, pero son conocidos, sobre todo, por su habilidad para extraer miel de los panales situados en las copas de los árboles. Esta miel la utilizan tanto para alimentarse como para comerciar con otros pueblos vecinos que viven fuera de la selva. Algunos ogiek del interior bien sólo de la caza y de la recolección; otros complementan la caza con cultivos de subsistencia y algo de ganado. Para todos los ogiek, la apicultura y la recolección de miel son fundamentales en su modo de vida. Porque son un pueblo cazador-recolector son despreciados por sus vecinos, que son ganaderos.
La llegada de personas no indígenas al Mau comenzó cuando el entonces presidente Daniel arap Moi (1978-2002) fomentó la colonización del lugar.
Paradójicamente, en 2009, el gobierno decidió evacuar a las comunidades autóctonas del bosque   acusándolas de degradar la zona. En los últimos dos años, estos pueblos han vivido en los alrededores, en tiendas de campaña y sin servicios básicos como saneamiento.
El Mau es el mayor reservorio de carbono del país. Ayuda también a mitigar las inundaciones y a suplir la escasez de agua, además de reducir la erosión del suelo.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señaló que la deforestación era la causa de las frecuentes sequías e inundaciones en África oriental.
El gobierno keniano recuperó unas 20.000 hectáreas de tierras a través de órdenes de desalojo, pero estas han afectado especialmente a la comunidad ogiek.
“No hemos conocido otro hogar. De la misma forma el pez pertenece a un hábitat y solo puede sobrevivir bajo el agua, así somos los ogiek con el bosque”, explicó Eliud Bonosos, uno de los estimados 20.000 miembros de ese grupo étnico.
Funcionarios del gobierno y destacadas figuras políticas supuestamente serían “propietarios” de tierras en el bosque, y han sido acusados de perpetuar la deforestación. Aunque el Mau es teóricamente propiedad pública, personalidades kenianas han recibido grandes extensiones de tierra como recompensa por su lealtad a anteriores gobiernos.
“Los ogiek estamos molestos porque seguimos siendo acosados por el gobierno aun cuando éste sabe que los verdaderos culpables de la gran destrucción del bosque son prominentes figuras políticas”, afirmó Bonosos. “El Mau es nuestra tierra ancestral. ¿Por qué es que la destrucción comenzó solo en la última década? Nosotros sabemos cómo coexistir con la naturaleza, y no somos responsables de esta ruina”, subrayó. Dijo además que algunos “propietarios” de tierras en el Mau habían utilizado los recursos del bosque para ganancia personal. Algunos talaron árboles, y otros convirtieron grandes extensiones de tierras en zonas de cultivo.
El Mau “ha sido víctima de una completa destrucción tras años de invasión y la consecuente tala”, explicó Kantau Nkuruna, de la Asociación de Bosques Comunitarios. “En las últimas dos décadas, el Mau ha perdido alrededor de 25 por ciento de su cobertura forestal, lo que se traduce en unas 107.000 hectáreas, debido a la construcción ilegal de asentamientos, la tala y la combustión de carbón”, indicó Nkuruna. “El Mau atrae precipitaciones y es también un gran reservorio de agua, y como comunidad hemos visto el impacto que ha tenido su destrucción en esta región”, dijo Nkuruna.
El bosque Mau conserva el agua de lluvia excedente y forma las cuencas superiores de los principales ríos en la región occidental keniana, que a su vez nutren a los más grandes lagos de la zona, como el Naivasha en Kenia, el Victoria en Tanzania y Uganda, el Turkana en Kenia y Etiopía y el Natron en Tanzania y Kenia.
La rehabilitación del bosque Mau y la supervivencia de las comunidades indígenas requerirán de un equilibrio entre preservar el ambiente y proteger a sus habitantes. Hasta ahora no se ha logrado.




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